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  1. mcuentas

    mcuentas Nuevo Miembro

    Saludos amigos y amigas de la Red.

    Tratando de responder al tercer y último grupo de interrogantes planteados en el texto de convocatoria del presente foro quiero partir señalando que los conflictos sociales en marcha, que lamentablemente involucran ya a los 24 departamentos del país, creo yo que seguirán activos por mucho tiempo más y peor aún aquellos que permanecen en calidad de latentes corren el peligro de de convertirse en activos si es que el gobierno nacional y los gobiernos regionales y locales no hacen algo por superar su actual sordera con respecto a las demandas, opiniones, planteamientos, propuestas y /o agendas de los diferentes sectores de la sociedad civil.

    Personalmente considero que el gobierno de los diferentes niveles, tienen la imperiosa obligación y tarea inmediata de institucionalizar y/o fortalecer los espacios de diálogo y concertación no sólo para apaciguar o remediar el actual clima de conflictividad social, sino fundamentalmente para evitar que los conflictos latentes se transformen en activos o en su defecto surjan nuevas tipologías de conflictos sociales sólo por falta de voluntad política para escuchar, dialogar y concertar pero con anticipación y no cuando el conflicto haya “reventado”.

    Al respecto es preocupante analizar la inforgrafía publicada el lunes de la semana pasada por El Comercio, donde se puede observar una información graficada sobre la situación actual de los conflictos sociales y los factores que los generan en cada uno de los departamentos de nuestro país; sin embargo con respecto a la conflictividad activa y latente en el departamentote Ucayali se queda muy corto, quizás por falta de información, porque como ya señalaba en mi tercera intervención en este departamento existe más de un conflicto latente y/o en proceso de gestación que tiene no sólo como detonante al factor denominado “asunto de gobierno regional” sino también a otros factores que a continuación los comento muy brevemente.
    • Demarcación territorial: Está aún pendiente de solución el conflicto generado por la no clara demarcación de límites entre la provincia de Atalaya (Ucayali) y Satipo (Junín)
    • Socio-ambiental: La depredación irracional de los recursos naturales, renovables y no renovables, viene alterando irremediablemente muchos ecosistemas (acuáticos y terrestres) poniendo en serio peligro no sólo la salud sino también la vida y cultura de los 14 pueblos indígenas que viven en la jurisdicción del departamento de Ucayali; por cuya razón el reclamo, hasta ahora pacífico, de las principales organizaciones indígenas son frecuentes pero corre el riesgo de radicalizarse ante la indiferencia y sordera de las autoridades locales, regional y nacional. Dentro de este contexto y sin el temor a equivocarme, cabe indicar que la no promulgación por el Ejecutivo de la ley que deroga los Decretos Legislativos 1015 y 1073 puede volver a exacerbar los ánimos de todos los pueblos indígenas amazónicos.
    • Cultivo ilegal de la coca: La errada política compulsiva implementada desde hace un tiempo atrás por DEVIDA, que sólo prioriza la erradicación forzosa en vez de poner en marcha proyectos alternativos que involucre no sólo la producción sino también la transformación in situ para generar mayor valor agregado y luego la comercialización en le mercado nacional e internacional, mantiene en pié de lucha a las organizaciones de productores de coca de la cuenca del río Aguaytía y otras micro cuencas. Al respecto recordemos las recientes huelgas promovidas por los cocaleros y que lograron bloquear el puente Aguaytía para impedir el paso de vehículos tanto con destino a Pucallpa como a Lima.
    • Electoral: Existen varios gobiernos locales (ejemplo de Padre Abad, Curimaná, etc.), cuyos alcaldes se encuentran inmersos en un proceso de revocatoria, lo cual mantiene dividido a la población de dichas circunscripciones.
    • Comunal: Tal como ya mencionaba en anteriores intervenciones, existen numerosos casos de superposición de concesiones forestales, petroleras, gasíferas y mineras sobre territorios titulados y/o en proceso de titulación de las comunidades indígenas (mal llamados nativas), así como de caseríos mestizos (colonos), cuyos habitantes cuentan desde hace muchos años atrás con sus respectivos certificados de posesión y por ende tienen derechos adquiridos.
    • Laboral: Este tipo de conflictos son los más frecuentes en Ucayali y casi siempre ocurren en defensa de las justas demandas de los trabajadores del Sector Educación y de Salud; prueba de ello la Federación Médica de Ucayali ya viene promoviendo su próxima huelga indefinida, sin que las autoridades regionales en coordinación el de nivel central hagan algo para evitar dicho conflicto.

    Es todo y hasta cualquier momento:
    Manuel Cuentas Robles
    Ucayali
     
  2. ytarazona

    ytarazona Nuevo Miembro

    Saludos Cordiales,

    Tal como ya lo han indicado, estamos en la último fase del foro y estuve leyendo algunas intervenciones y síntesis que brinda el moderador, referente a los roles y funciones que deben asumir los GL y GL, quienes son los principales actores en este contexto de conflictos entre Estado y Pueblo. Yo me inclinaría y creo que todos al diálogo entre ambos, sin embargo, siendo una alternativa lógica y obvia, debemos generar una cultura de dialogo y confianza como: teniendo las reglas claras y mayor conocimiento; los peruanos ni nos conocemos y mucho menos conocemos el país, consecuencia de la educación que recibimos.

    Pero otro factor influyente es la ambición del Gobierno de turno, quién en vez de solucionar conflictos predomina la soberbia y no la humildad de escuchar al pueblo quien tiene que decir algo, así sea errónea su intervención, ¿pero es errónea las demandas del pueblo?, creo que tampoco el pueblo es tan loco para reaccionar de tal manera o tal vez, el Estado abusa de su poder y toma decisiones arbitrarias como el caso de de las comunidades nativas, o tal vez, generando un conflicto mas silencioso como enfrentar a las víctimas de la violencia terrorista con los ex comisionados de la CVR, como sucede hasta hace algunos días que en vez de saludar y pedir perdón al pueblo, solo son un comando anti CVR, que busca limpiar su pasado.
    Entonces¿ como parar este círculo vicioso?, mientras que los gobiernos no asuman su función a favor del Estado Peruano y solo busque beneficiarios de cierto grupo, no lograremos avanzar, solo si estos toman en serio su rol de gobernadores del pueblo y no de su partido.

    Saludos cordiales

    Yadira Tarazona Guerra
     
  3. alejandro

    alejandro Nuevo Miembro

    Sintesis Final

    V Foro de Discusión
    “Conflictos Sociales y Descentralización”
    (Documento de síntesis)

    Alejandro Diez Hurtado


    La participación popular en los gobiernos locales y regionales en el marco del proceso de descentralización parece transitar por dos caminos aparentemente divergentes. De un lado, las vías de la concertación, de la participación ordenada y regulada a partir de los lineamientos de la ley de bases de descentralización y de los gobiernos regionales más las directivas del MEF, que encuentran sus propios caminos locales de regulación de la participación entre la representación electoral y la representación por la sociedad civil organizada. Del otro lado, la intervención por la vía de la protesta pública y del conflicto, forzando los canales de negociación establecidos hacia otras formas de negociación para el logro de objetivos diversos, por fuera de la legislación pero generando una suerte de nueva institucionalidad informal para la regulación de la “cosa pública” local y regional.


    ¿Qué son los conflictos y cuál es su función social?
    Un primer tema sobre la que existen opiniones diversas aunque aparentemente coincidentes es la definición de conflicto. Al respecto, existiría caso consenso respecto de la “naturaleza humana” de los conflictos, consustanciales a la sociedad y por lo tanto, inevitables. Los conflictos provienen de las diferencias de intereses pero también de ideas surgida entre la población, entendiendo en ésta tanto el accionar de grupos corporativos (organizaciones e incluso partidos), grupos de interés menos organizados e incluso intereses particulares. La mayoría de las intervenciones considera “conflicto” a lo que más propiamente podríamos llamar “protesta”: la manifestación pública, eventualmente violenta, suscitada por una diferencia de intereses.

    Los conflictos serían un derecho de la población, un medio que permite avanzar en determinados objetivos, solución de necesidades, escape a la pobreza, generación de bienestar, de alguna manera una respuesta (una exigencia) de las actuales condiciones de desigualdad, exclusión, abandono de las poblaciones respecto de los gobiernos. Ciertamente, no es ni la única ni la mejor alternativa, aunque algunas intervenciones parecen aludir a que su inevitabilidad los convierte en una vía imprescindible, en la medida en que las condiciones impuestas por el gobierno o algunos de los intereses puestos en juego, que no dejan otra opción a las poblaciones que quieren y necesitan ser escuchadas. Ciertamente, el conflicto no es un requisito para la negociación o el diálogo, o en todo caso, no debería serlo: se insiste en que existen otras vías que en mejores condiciones, serían preferibles.

    Varios temas son señalados como “motivos” o causas de conflictos y protestas. Algunos pocos señalan problemas de pobreza, un número mayor incide en la desigual asignación de recursos (minería, concesiones mineras, beneficios), vinculada a la política económica (beneficio a los ricos), y al alza del costo de vida. Sobre todos estos temas (y algunos otros) se generaría, disputa, diferencia de intereses, pero ante todo inequidad, problemas no resueltos, malestar. Una serie de intervenciones finales inciden en que una de las causas principales del conflicto es la implementación de un modelo de país que no beneficia a las grandes mayorías, que no respeta las diferencias y las particularidades de las regiones ni opciones diferentes de desarrollo. El modelo de desarrollo económico implementado que no responde pues a las expectativas de la población, sería de carácter excluyente y favorable a grupos empresariales (mineros, madereros) se hallaría a la base de buena parte de la conflictividad existente: la ganancia de unos versus las expectativas generadas en otros (no necesariamente pobres) contribuiría al conflicto. En todos los casos, los conflictos y protestas serían la expresión de problemas no resueltos o controversiales.


    ¿Cómo se pasa de las diferencias a los conflictos?, ¿Qué desencadena las protestas?
    Más allá de que haya de la existencia de una serie de razones por las cuales se hace necesario o inevitable protestar, cabe preguntarse qué es lo que convierte una diferencia de intereses en una protesta y cómo escala esta hasta una manifestación violenta. Al respecto, las respuestas y comentarios parecen no atribuir el desencadenamiento de protestas por sus causas sino por el tratamiento dado a los reclamos y demandas por el Estado, en el entendimiento que en buena parte de los casos, los reclamos son grosso modo, justos.

    Lo que detonaría los conflictos sería la inadecuada respuesta dada por el Estado Central a las demandas expresadas por la población // las demandas y reclamos de la población terminan convirtiéndose en protestas violentas por las respuestas inadecuadas del gobierno central que no sólo no escucha las demandas y pedidos formulados por la sociedad por vías diferentes a la confrontación y la protesta sino que menosprecia, insulta, descalifica o trata con soberbia a organizaciones o pobladores que las proponen.

    La “sordera” del gobierno (central, pero también regional), obligaría a la población a “hacerse escuchar” por la vía de la confrontación. La actitud del gobierno central polariza, exacerba el conflicto, en último termino, lo genera. En estas condiciones, la sociedad civil parecería entender la protesta y la confrontación como un mecanismo de acercamiento, que posibilita la atención y el acercamiento del Estado.

    Sin embargo, algunas opiniones señalan que no es un problema de gobierno sino un problema del sistema: las estructuras formales son insuficientes (y no solo ineficientes), para solucionar los problemas y demandas de la población, con lo que las protestas son absolutamente necesarias para introducir agendas, cambiar las reglas, modificar el entendimiento de los gobernantes. En esta línea de análisis cabría preguntarse si la suma de protestas (o al menos algunas de ellas) constituyen lo que la teoría sociológica llama “nuevos movimientos sociales”.

    En ambos escenarios algunos han señalado que los dirigentes tienen algo que ver en el asunto. Algunos señalando que los dirigentes interpretan y entran en sintonía con el sentir del pueblo canalizando legítimos reclamos en tanto que otros hacen lo mismo, pero para aprovecharse en el marco de sus propias consignas e intereses políticos y particulares. Y esto se podría decir no sólo del pequeño dirigente de oposición sino también (del otro lado) desde dirigentes más bien oficialistas.

    En el marco del debate hubo poca casuística, sólo regiones como Ucayali (indígenas en defensa de sus territorios frente a concesiones forestales, actividades extractivas yen defensa del territorio), Moquegua (canon y caso Quellaveco), Pasco (regalías y reubicación) y Junín (demarcación territorial), proporcionaron evidencia a conflictos actuales, además de algunas referencias puntuales en otras regiones, como Piura; algunos citaron los reportes de la defensoría, hubo también algunas menciones al “paro amazónico”, que llenó el debate mediático en el mes pasado. Hay conflictos activos y latentes en todos los departamentos del país, como lo indica el mapa del último reporte de la defensoría.


    Identidad, participación y protesta
    En la medida en que la protesta es una de las pocas, si no la única vía para ser escuchados e incluidos, la protesta aparecería como una forma de participación, ilegal, pero quizás legítima, como mecanismos para el ejercicio de derechos. En ese sentido, no sería una vía alternativa sino complementaria a los mecanismos e instancias formales de participación.

    Varias respuestas señalan que el conflicto y la protesta expresan a fin de cuentas una lucha por el reconocimiento, de parte de poblaciones que se sienten excluidas, una estrategia de visualización, expresaría una profunda búsqueda de la inclusión y la reivindicación de derechos. Esta sería una interesante línea de reflexión, poco desarrollada en la discusión y que nos remite a la conciencia de derechos a los sentimientos y también a la identidad. No hubo en el debate elementos suficientes como para explorar algunas de las preguntas planteadas al respecto: ¿contribuyen las protestas y conflictos a la constitución de un “nosotros” local o regional?

    Otra línea de reflexión poco explorada en el foro fue la relación entre “cultura política” y conflicto. Nos preguntábamos al inicio si “concertación y conflicto expresarían dos formas culturalmente determinadas de actuación política correspondientes a modos de pensar/actuar uno procedente de una cultura democrática ciudadana y en tanto que el otro sería la expresión de una cultura clientelista y violenta”, fruto de la trayectoria histórica del Perú. Algunas líneas se refirieron a la existencia de cierta “conflictividad inherente” pero no llevaron la reflexión más allá, otros señalaron la existencia de algunos elementos “violentistas”, un tercero nos recordaba que según el informe del PNUD un 7.7% acepta la violencia y un 29.2% piensa que es necesaria para defender al pueblo.


    Conflictos y descentralización
    Llama la atención en el debate que la mayor parte de reclamos y responsabilidades apunten al gobierno central más que a los gobiernos regionales, ello es un anticipo de las lecturas e impresiones de la relación entre los conflictos y el proceso de descentralización en el país.

    Generalizando, las opiniones vertidas parecerían anotar la existencia de una relación entre conflicto y centralismo. La relación que existe con la descentralización sería “por omisión”: algunos señalan que los conflictos tienen que ver con las debilidades del proceso de descentralización (en la medida en que no se solucionan los problemas de las regiones) en tanto que otros piensan que transfiriendo capacidades de resolución de conflictos estos disminuirían (porque los problemas podrían ser atendidos regionalmente).

    Al respecto, creo importante destacar dos posiciones antitéticas respecto de la relación entre descentralización y conflicto, sugeridas por las intervenciones en el Foro.

    Existe una demora en el proceso de descentralización y el gobierno actual tiene poca voluntad política para afianzarlo; el desarrollo logrado hasta el momento es insuficiente y uno de los temas en los que no existe la transferencia de funciones necesarias es precisamente la capacidad para resolver conflictos. El proceso de participación en el proceso de descentralización es bueno, pero se está desgastando, la participación existente es aún insuficiente, los mecanismos institucionalizados para ello (CCRs, CCLs, Comités de vigilancia), son insuficientes o inoperantes, por lo que es un mecanismo cada vez menos creíble, lo que fomenta la búsqueda de otras vías de expresión de demandas y reclamos. Al respecto, algunas opiniones señalan que la participación formal sería opuesta al conflicto, en tanto que otros piensan que se trata de medios complementarios. En esta línea, el problema estaría en la insuficiencia del proceso (por lentitud, falta de voluntad política o transferencia de capacidades) o por la calidad de la participación (insuficiente, inapropiada, no completamente inclusiva), que terminan generando desconfianza y la movilización y la protesta como alternativa. Una descentralización bien hecha debería tender a la disminución (o el encauzamiento) del conflicto. Una mayor y mejor participación contribuiría a mayor concertación y menos conflicto.

    Por otro lado, algunos otros señalan que el proceso de descentralización, tal y como se viene implementando, sólo incluye a autoridades técnicos y a algunos políticos; de hecho, sólo les interesa a éstos. La descentralización en proceso sería elitista, centralista, excluyente; sus instancias formales generarían acuerdos sin legitimidad social. La población no está ni incluida y eventualmente tampoco interesada, por lo que sus alternativas de participación, de demanda y de reclamo transitarían por la vía del establecimiento de relaciones clientelistas pero por sobre todo, por el conflicto y la protesta. Desde el punto de vista de la población, los conflictos serían funcionales pues contribuirían a equilibrar el panorama político regional y local.



    ¿Existen alternativas en el marco de la descentralización?

    En el marco de la reflexión colectiva durante el foro, se perfila que lo que está realmente en juego no es la conveniencia o no de los conflictos sino su manejo, su canalización, su “resolución” o solución. Al respecto, parecería que el problema está más que en el conflicto, en la incapacidad de los dirigentes, gobernantes o promotores para solucionarlos (o para dialogar o generar espacios de negociación/ concertación por otras vías). Existiría una patente falta de capacidad para gestionar los conflictos claramente en el gobierno central pero también en otras instancias de gobierno y en la propia sociedad civil.

    Las sugerencias y alternativas propuestas no son muchas, pero si abordan diversas aristas del problema.

    Una primera constatación compete a la observación, el registro y el análisis de los conflictos: aunque el reporte de la defensoría es útil, no registraría todos los conflictos existentes, en varias de las regiones se señala la existencia de más conflictos que los reportados por lo que se sugiere la necesidad de una lectura y análisis regional de los conflictos. Ello favorecería el trabajo posterior de generación de estrategias de diálogo y concertación, conducentes a su resolución.

    La segunda alternativa propuesta es la evolución o transformación de los conflictos por la vía de la concertación: la generación de espacios de diálogo, negociación o encuentro, en ámbitos locales y regionales para promover el acercamiento de los actores y la resolución de los problemas existentes. Debería de alguna manera fomentarse el tránsito de la protesta a la propuesta. Aún cuando los componentes “culturales” no han sido muy desarrollados en el debate, para ello sería necesaria la promoción de una cultura de diálogo y la construcción de confianza en los ámbitos regionales.

    2 septiembre 2008


    Una tercera y última propuesta pasaría por la institucionalización de espacios de prevención y coordinación para la resolución de conflictos en ámbitos regionales y locales, a diversos niveles e incluso al nivel de instancias intergubernamentales. Ello pasa, ciertamente por la “descentralización” de la gestión de los conflictos, promoviendo instancias con capacidad de resolución diferentes del gobierno central, entendiendo “capacidad” en el doble sentido de competencia jurídica y habilidad técnica. Ello pasaría por necesarios procesos de transferencia de funciones (y recursos), por la generación de normatividad ad hoc y por procesos de capacitación y formación de cuadros regionales. Es evidente que esta propuesta conecta directamente la resolución de conflictos a la profundización del proceso de descentralización, aunque promoviendo una serie de instancias diferentes a las actualmente existentes.
     
  4. dluna

    dluna Nuevo Miembro

    Què tal amigos y amigas
    Como se sabe, el conflictom al momento, en nuestra regiòn es la de los indìgenas, que precisamente hoy frente a la parroquia hay un plantòn para que se derogue aquellas leyes atentatorias a los territorios, organizado por el Frente de Defensa, que si las autoridades del gobierno tuvieran estrategias mejores para incluir a los màs vulnerables, no tendrìan por què darse. No existen pues espacios de diàlogo para abordar estos temas ni otros, deben implementarse para permitir el diàlogo, para que sean escuchadas sus opiniones, sus quejas y sean canalizadas adecuadamente para llegar a soluciones que beneficien a ambos , de otra manera seguiràn dàndose estos eventos espontàneos.
     
  5. iespiritu

    iespiritu Nuevo Miembro

    Hola a todos los compañeros espero aportar en algo desde la experiencia...
    Con respecto al conflicto, bueno un tanto creo que siempre existirá en diversas escalas, si bien es cierto el gobierno nacional emana una norma general, de ello la sociedad civil por falta de cierto conocimiento realizan protestas... creo la norma esta bien claro sobre la participación, concertación, etc. A veces los que prumueven son dirigentes un tanto recentido, por quereer figurar o buscar especios políticos. Por su puesto es una forma de concertación, pero no la adecuada. El reto que les espero a los gobiernos locales son la de una debida orientación sobre los presupuesto participativos, concertación ,etc. Una vez capacitado y tenguen conocimiento cabal, seria una participación mas conciente.

    Con respecto a la concertación y el conflicto obiamente existe existe; tenemos que tener claro también si no existiera un conflicto no sabriamos si esta bien o mal, no sabriamos como estaria la marcha de una gestión.

    Los escenarios que se deben perfilar es justamente de una buena orientación de los gobiernos locales, regionales a la sociedad civil. Por su propuesto los modelos de concertación son un mecanismo de acabar las protestas. Son todo un reto para nuestras autoridades con todas las transferecnia que se vienen dando a los gobiernos locales y regionales..Y nosotros mismo también a medida de nuestro conocimiento y experiencia

    att.
    Iban ESPIRITU
     
  6. fperez

    fperez Nuevo Miembro

    Interesante Artículo
     
  7. cagurto

    cagurto Nuevo Miembro

    Hola amigos y amigas y al Sr. Alejandro Diez Hurtado, reciban mi cordial saludo desde Sullana-Piura, permítanme realizar un aporte referente a conflictos aunque algo tarde ( recién en este año 2 010, he empezado a participar en estos importantes foros ).
    PERCEPCIONES DEL CONFLICTO : Negativa, positiva y como una oportunidad:
    Negativa.- El conflicto en si mismo es algo malo, que no debiera existir. Por ello, hay que acabar rápido con él y por ello es válido emplear la violencia y justificar la destrucción que genera. Con mano dura se acaba con los conflictos y puede haber "Paz" social.
    Positiva.- El conflicto en si mismo es algo bueno, útil. Por ende, hay que favorecer que se manifiesten, se expresen. El derrotero final del conflicto es que genera situaciones positivas al progreso.
    Oportunidad.- El conflicto es si mismo no es bueno ni malo.
    Es una realidad que está ahí, en la historia y en la vida de todo ser humano.
    Es el sujeto, a través de sus formas de solucionarlo, quien determina el derrotero final del conflicto.
    El conflicto es una oportunidad
     
  8. cagurto

    cagurto Nuevo Miembro

    Asalto al banco Continental

    Hola amig@s creo que no debemos pasar en alto lo que está ocurriendo en este momento en la capital de nuestro país, la toma de rehenes en el banco Continental ubicado en la popular Victoria, miren como se encuentra la delincuencia muy arraigada y de alto nivel, sin embargo los altísimos funcionarios y padres de la patria, se quiebran la cabeza ¿cómo conseguir más dinero? para su molino, hacer malabares para pagarse altas sumas de dinero, buscando un sinnúmero de estrategias, aumentando cúrules, etc, etc, situaciones que se dan solamente en países tercermundistas como es el caso del Perú. Hasta cuándo saldremos del subdesarrollo?. :'( :'(
     
  9. gsalinas

    gsalinas Nuevo Miembro

    Dialogo civilizatorio/vs conflicto

    El moderador en su quinta hipótesis habla de la cultura política imperante donde “concertación” y conflicto expresarían formas de expresión de una cultura democrática/dialogante/ciudadana le agregaríamos “moderna” “civilizatoria” y los conflictos generados como clientelar/autoritaria/violenta también le agregaremos “salvaje” , “bárbaro” lo que pierde de vista el moderador es que estos denominados “barbaros” están desarrollando movimientos indígenas con elementos transformadores de esta densa realidad dejando de ser un movimiento de resistencia para desarrollar una estrategia ofensiva de lucha por la defensa del territorio, autonomía y decidir su modelo de vida, catalogar esta realidad como expresiones políticas antiéticas POR FAVOR. Son pueblos que visibilizan y reivindican SU DERECHO A LA VIDA. A partir de una profunda crítica y ruptura respecto a la seudodemocracia, a su modelo de modernidad y desarrollo inserto en la estructura de poder colonial, el movimiento indígena ya no puede centrarse en los espacios de participación, mesa de dialogo a “concertar” “civilizadamente” sin resultados especie de mecedora, esta bien para los que viven de ese negocio y de la manipulación y que van de fracaso en fracaso. La histórica lucha de los indígenas por la tierra no sólo tiene que ver con la recuperación de un medio de producción fundamental que les fue violentamente expropiado por la colonización europea, tiene un sentido muy profundo en la cosmovisión y en la existencia de los pueblo indígenas, esta relación entre el hombre y la tierra como fuente de vida se contrapuso radicalmente a la visión del colonizador que veía la tierra como objeto de posesión, espacio de saqueo y extracción de metales Estas visiones contrapuestas produjeron enormes tensiones y sufrimientos porque fueron nuestros pueblos oprimidos los que sustentaron y sustentan la minería que permitió que Europa se convirtiera en “Civilizados” “modernos” con la acumulación de capital sustraído ESA SITUACION YA NO ES POSIBLE no podemos permitir que sigan llevándose nuestras riquezas y nosotros los DUEÑOS realizando el trabajo esclavo en las minas NO PODEMOS CONCERTAR, DIALOGAR con quienes nos quieren DESPOJAR Y CONVERTIR A LOS RIOS CRISTALINOS EN RELAVES, DESAPARECER NUESTRAS LAGUNAS (Yanaqocha) Y TERRITORIOS EN YERMOS PARAJES A NOMBRE DE LA MODERNIDAD.
    GLORIA SALINAS
     

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